El reciente estado de salud de Camilla, Reina Consorte, vuelve a ser tema de conversación, reflejando tanto los desafíos físicos como el temple que la caracteriza. A sus 76 años, la esposa del Rey Carlos III no solo ha demostrado una resiliencia admirable, sino que ha mantenido su compromiso con sus deberes reales, incluso enfrentando complicaciones que podrían haber limitado a otros.
La trayectoria de Camilla dentro de la familia real ha estado lejos de ser sencilla. De ser objeto de críticas por su relación con el entonces príncipe Carlos durante su matrimonio con Diana, Princesa de Gales, a convertirse en una figura respetada, su camino ha sido un claro ejemplo de perseverancia. Sin embargo, su dedicación a la corona no la ha eximido de enfrentar serios retos de salud, algunos de ellos altamente significativos y con raíces familiares profundas.
Uno de los episodios más recientes que llamó la atención ocurrió en Escocia, donde la Reina sufrió un accidente al caer en un agujero durante un paseo en los páramos. Este incidente resultó en una fractura del peroné, que requirió varias semanas de recuperación con una escayola y el uso de una silla de ruedas para continuar con sus compromisos oficiales. Este tipo de lesiones, aunque comunes a cierta edad, resaltan la vulnerabilidad que implica su estilo de vida activo.
Camilla ha enfrentado otros episodios de salud a lo largo de los años. Además de padecer sinusitis crónica que la llevó a cancelar eventos oficiales en más de una ocasión, se sabe que también ha lidiado con complicaciones más serias. En 2007, fue sometida a una histerectomía, y más recientemente, se fracturó un dedo del pie en un momento clave: durante las ceremonias tras el fallecimiento de Isabel II. A pesar del dolor, continuó con sus funciones, ganándose la admiración de muchos.
Un aspecto particularmente preocupante de su salud es su conexión con la osteoporosis, una enfermedad que ha impactado profundamente a su familia. Tanto la madre como la abuela de Camilla fallecieron debido a complicaciones relacionadas con esta condición, lo que ha impulsado a la Reina a convertirse en una defensora activa de la concienciación y prevención de esta enfermedad. Desde 1997, ha apoyado a la Royal Osteoporosis Society, y en discursos públicos ha hablado sobre la importancia de educar a la población sobre esta enfermedad que, según la Clínica Mayo, debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas.
Aunque Camilla misma podría estar en riesgo de desarrollar osteoporosis, ha adoptado medidas preventivas a través de una rutina física que incluye yoga y Pilates, prácticas recomendadas para fortalecer el cuerpo y mantener la flexibilidad. Su afición por largas caminatas al aire libre junto al Rey también ha sido una herramienta clave para su bienestar físico y mental.

La relación de Camilla con la salud, sin embargo, no se limita solo a su experiencia personal. Su capacidad para mantenerse firme y cumplir con sus responsabilidades, incluso en medio de desafíos físicos, ha sido aplaudida tanto por los seguidores de la monarquía como por expertos en salud. Como dijo una fuente cercana tras su fractura de pie: “Es una luchadora nata”.
La Reina Camilla representa no solo una figura de fortaleza dentro de la realeza británica, sino también un ejemplo de cómo enfrentar los desafíos de la edad con gracia y determinación. Su historia es un recordatorio de que incluso las figuras más públicas tienen momentos de vulnerabilidad, pero también la capacidad de superar adversidades.